primavera

Pájaros.

Son ya algunos días en los cuales la intensidad y el entusiasmo con que los pájaros cantan al amanecer han sido apabullantes. Tendrá que ver con el inicio de la primavera, desde luego, (¿cómo pueden saber con tal precisión que la primavera ha comenzado?), la cual se manifiesta en nuestro paisaje de múltiples formas agradables.

Pero los pájaros. Son miles y trinan todos a la vez, objeto de una extraña euforia casi histérica. El repentino calor ha elevado sustancialmente la temperatura de nuestra recámara y también ha de haberlo hecho con sus temperamentos.

Y los pájaros. Irrumpen la oscuridad de la noche todavía por concluir, arrojando gritos por la ventana y terminando así prematuramente con nuestros sueños. Braman revueltos desde ciudades en las copas de los árboles gobernadas por impulsiva cacofonía. Serán las hormonas catalizadas por la primavera, posiblemente, las que se manifiestan en sus gargantas; quizá en territorios más australes la fauna mantenga en este momentos conductas más discretas y acordes al bienestar social.

No así los pájaros. Al menos no estos que nos despiertan y en pandilla arremeten contra la tranquilidad del perro, se benefician de su alimento, beben de su agua y se regodean de su propio vuelo.

Los pájaros.