Respiro.

Un respiro. Un suspiro.
El sonido del aire exhalado se arrastra
navaja destellan en la oscuridad de la noche
desgarrando el generoso silencio bajo la luna.

El aire entre frío.
Tras recorrer la cavernosa trayectoria de apenas un palmo
se estaciona adentro por unos instantes
garantiza la vida durante los próximos dos segundos.

Aburrido del negro paisaje busca el retorno
gira media vuelta sobre sus talones ligeros
persigue la luz de la luna
y escapa tibio por entre tus fosas.

Un respiro. Un suspiro. Otro más.
La cama navega por aguas amables
inhalas a la izquierda,
exhalas ahora a la derecha.

Tu respiración calma y profunda facilita tu sueño
dificulta el mío
no por sonidos, no por movimientos
sino por la satisfacción de saberme al alcance de tu aliento.